Ando descalzo por entre los caminos de tus sentidos abriendo, de par en par, las puertas de tu placer. Recorro incansable, hambriento, la magia de los latidos de tus gemidos eternos, de tu temblar convulso. Veo apretarse tus labios, cerrarse tus piernas, llover tu sexo. Me despierto excitado, sudoroso. Mi cama vacía. Tu ausencia sonriendo. JC
La ciudad grita convulsa los sueños de las almas muertas por sus aceras, quiebra el sentido de mi sombra en la noche sin luna que me acompaña, alejándola del mar salvador de tus anhelantes labios.
No parece nada igual, no veo los mismos colores, los rostros son distintos, nuevos los ojos, las miradas, a estrenar las emociones, los sentimientos, las palabras.
¿Qué haré para volar lejos de mi mismo, del sin sentido?
Pero me venció el cansancio; dormí; te eché de menos.